Tener una reunión abierta, sin ningún tipo de barreras. Con todos sus empleados cada uno de los viernes del año. No es más que uno de los gestos que hacen de Mark Zuckerberg uno de los mitos vivientes contemporáneos.

Está rodeado de más de 16.000 empleados y se puede decir que todos ellos son leales. Escuchan las respuestas sinceras que directamente les transmite “Zuck” desde su sillón, con el rostro relajado y su postura cómoda. Sabiendo que él se puede abrir a ellos y transmitir confianza para así obtener lo mismo: confianza.

La creación de empresas no es su objetivo

Desde siempre ha manifestado que él no quiso crear una empresa, que jamás ha sido su intención. Facebook fue pensada como una misión social necesaria, para nada como una empresa; sin embargo, su creador reconoce que la forma de empresa es la que más se adaptaba para gestionar este gigante que en ocasiones, como ha pasado durante 2016 con la creación masiva de noticias falsas, parecía que se le iba de las manos.

El objetivo de Zuckerberg no es vivir para gestionar su empresa. Él se contenta con pensar en cómo hacer un mundo más abierto y conectado, desarrollar nuevos módulos y funcionalidades de la gran red social y por supuesto vivir. Quiere vivir con su familia, disfrutar de los suyos y dejar un mundo mejor. Suena sencillo y para él resulta que lo está siendo.

El objetivo de Zuckerberg no es vivir para gestionar su empresa. Él se contenta con pensar en cómo hacer un mundo más abierto y conectado

Una plataforma como Facebook, que cuenta con una base de más de 1.800 millones de personas conectadas entre sí, tiene un valor enorme. Mark se contenta con “tan solo” el 14,8% de la compañía. Esto supone un valor en bolsa de 51.000 millones de dólares. Con una cotización de la acción por encima de los $120. Y una revalorización superior al 22% en los últimos 12 meses. Cifras y cifras que solo sirven para garantizar que si Mark es el joven más rico entre el top 10 de los ricos del mundo a sus 32 años es porque su creación vale una pasta.

Si todavía no conoces CZI, la Chan Zuckerberg Initiative, es que todavía no sabes que desde los inicios nuestro amo de internet tiene una vena muy filantrópica que se ha visto amplificada desde su matrimonio con Priscilla Chan.

Ambos tienen muy claro que les sobra el dinero y además de despilfarrarlo a su manera en varias propiedades de lujo repartidas por todo el planeta a las que llegan periódicamente en sus aviones privados. Quieren que su riqueza tiene que servir para ayudar a otras personas.

El CEO de Facebook no es conocido por ser el mejor gestor de empresas del mundo. Por eso no se encarga personalmente del crecimiento de su compañía

Cada año los Zuckerberg aportan 1.000 millones de dólares a la CZI para “alimentarla” y está previsto que sea esta fundación la que se encargue de gestionar toda su fortuna y que el 99% de su participación en Facebook sea donado a lo largo de su trayectoria vital a causas benéficas. Toda una lección de principios. El CEO de Facebook no es conocido por ser el mejor gestor de empresas del mundo. Por eso no se encarga personalmente del crecimiento de su compañía. Ha confiado siempre en un equipo de primer nivel con el que trabaja y comparte visiones. Está liderado por Sheryl Sandberg. Una socia en la red social desde los primeros momentos que se encarga de aportar el valor empresarial que quizá Mark no disponga. Hacen un muy buen equipo dentro de la junta de directores y de su mano Facebook está cosechando éxitos y beneficios anuales muy suculentos para los inversores. Todo un fichaje.

Ha manifestado en varias ocasiones que dedica un porcentaje muy importante de su tiempo a buscar nuevos fichajes para su plantilla. Busca siempre gente que complemente sus habilidades

Las líneas que gobiernan su liderazgo

Si bien el patrón no ejerce como tal en muchos aspectos, tiene claros varios principios y los lleva por delante. Está convencido de hacer las cosas a una velocidad endiablada, romper cosas por el camino y sacar partido de ello. No importa si se equivoca, piensa que de los errores se obtienen las mejores lecciones. Por eso no ha dejado de comprar otras empresas como Face.com. La compañía que en el año 2012 incorporó al grupo empresarial de Facebook para que los ayudase en el reconocimiento facial o las compras de Instagram o WhatsApp entre otras muchas que lo han llevado a grandes éxitos y a pequeños fracasos. El crecimiento, natural o vía adquisiciones es otro de sus motivos de éxito. Y no pierde la oportunidad de aumentar sus horizontes.

Es un gran visionario que sabe lo que quiere para sus empresas. No las maneja como tales sino como una herramienta para conseguir lo que él denomina misión social. Quiere ayudar a los demás y así lo ha demostrado continuamente. Uno de los últimos hitos que ha dirigido personalmente es el de incorporar en Facebook herramientas para que los jóvenes o no tan jóvenes que tengan intención de suicidarse y hayan dado pistas a través de sus publicaciones en la red social de esta conducta puedan ser ayudados a la mayor brevedad. Ponerlos en contacto inmediato con asociaciones especializadas, dar aviso a personas de su entorno cercano o implementar cuestiones de inteligencia artificial que permitan predecir actitudes enfocadas al suicidio hace pensar que detrás del empresario de éxito hay una gran persona con motivaciones y formas de hacer admirables.

Zuckerberg sigue también algunos caminos muy definidos en cuanto a la gestión de sus equipos. Ha manifestado en varias ocasiones en público que dedica un porcentaje muy importante de su tiempo a buscar nuevos fichajes para su plantilla. Busca siempre gente que complemente sus habilidades. No quiere a alguien peor que él. Y además piensa que contratar a gente para la que tú mismo trabajarías es un síntoma de confianza y éxito. Si él no fuese el creador de Facebook probablemente ahora estaría trabajando para personas a las que él ha fichado. Dice lo que piensa y hace lo que dice. No tiene ningún miedo de asumir riegos y pone el foco en su producto. Ni teme en absoluto a los errores. No sabemos si esto ha sido siempre así, pero desde luego las cosas le han salido bien. Sigue estando donde nunca había imaginado estar y además es capaz de influir en todos los entornos de una manera desmedida.

Mientras gestiona sus otras participaciones minoritarias en alguna empresa, también tiene tiempo para invertir en casas de lujo en Palo Alto (California) o Kauai (Hawai) y muchos ya predicen que el próximo billete de $100 llevará su cara o que la carrera hacia la presidencia de los EEUU no ha hecho más que comenzar. Podrá estar algún día al frente de la Casa Blanca el empresario que dejó la universidad de Harvard. La misma que lo llevó a los tribunales para culparlo de cargos de infracción de la seguridad informática y violación de las políticas de privacidad y de propiedad intelectual. Se ha convertido en una de las personas más poderosas del mundo gracias a que todos le damos un poquito de nosotros a través de nuestros perfiles.